jueves, 2 de junio de 2011

Indignados de Sol a Sol

Amanecía cuando nos despertamos con la noticia de la muerte de Bin Laden. Tuve sentimientos contradictorios que aún no me los he podido quitar de encima. Por una parte, me alegré de que el personaje en cuestión, un tipo cruel, fanático y sanguinario hubiera pasado a mejor vida…pero, por otra parte me horrorizó el modo con el que acabaron con él: el presidente de los Estados Unido, desde su sede americana y rodeado de sus colaboradores, contempla por circuito cerrado cómo los helicópteros se saltan toda la legislación internacional, aterrizan en Paquistán y asesinan a varias personas bocajarro delante de varios niños.
Ya sé que me dirán que Bin Laden no era precisamente Blancanieves, ya lo sé…pero permítanme que sienta el estremecimiento de ver al premio Nóbel de la paz ordenando la ejecución del terrorista más buscado del mundo, terrorista que, por otra parte, había sido gran colaborador de Estado Unidos en otros tiempos, como lo había sido el mismo Shadam Hussein.
Amanecía también cuando me enteré de otra noticia: el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, había sido detenido por intento de violación de una trabajadora en el Hotel en que se hospedaba. Me quedé estupefacto. El intento de violación me pareció absolutamente surrealista. Cierto es que el FMI condiciona la vida de millones de personas y condena a la muerte y la miseria a países enteros…pero la bajeza del intento de abuso de una trabajadora por parte de quien tiene poder para decidir sobre la vida o la muerte de tantos hombres y mujeres, me pareció un retrato crudo de los tipos en cuyas manos estamos.
A todo esto, las recientes elecciones municipales y el ver cómo se presentaban más de cincuenta candidatos de varios partidos encausados judicialmente por haber metido la mano en las arcas públicas sin que aquí pasara nada, me cabreó soberanamente. ¿Cómo es posible, me decía, que estos tipos vayan regalando bolígrafos y chupachups para comprar votos cuando tienen tanto que ocultar.
En estas estaba cuando una tarde llegó otra noticia: los jóvenes indignados que protestaban en la puerta del sol de Madrid y fueron desalojados por la policía, volvían a ocupar la plaza de una forma no violenta y conseguían hacer una educada llamada de atención a todos aquellos que creen que sólo se habla en las urnas.
No sé en qué parará todo esto, pero por ahora les aseguro que me ha alegrado mucho ver a miles de jóvenes organizarse para protestar desde la paz, para recordarnos que ahí están ellos, para darnos a conocer que este capitalismo sin entrañas es una perversidad que acaba con la dignidad del ser humano.
Oírles gritar No nos falta dinero, nos sobran ladrones o Apaga la tele y enciende tu mente sencillamente me emociona. Cuántas veces hemos visto jóvenes vocear en las calles jaleando a un equipo de fútbol, o emborracharse hasta las cejas recibiendo a la victoriosa selección que regresa triunfante, o tomar plazas siendo entrevistados por la tele y acompañados por la policía para celebrar una victoria futbolística. A los jóvenes los hemos vista acampando mientras hacían colas para ver a sus grupos musicales preferidos. Todo eso lo hemos ido viendo normal, cómodo. Aplaude el sistema al ver una juventud tan  domesticada que grita consignas vacías.
Pero en la puerta del Sol no ha ocurrido eso. Lo que nos están diciendo todos esos chavales con sus tiendas de campañas y con su organización asamblearia es algo muy serio.
Democracia real, sin estafas; Sin luchar, ni pan ni libertad; Que no nos engañen, que nos digan la verdad; Que nuestras conversaciones ahoguen las sirenas…están siendo sus consignas.
Qué utopías, dicen algunos; Ya era hora, decimos otros. Me van a permitir que brinde por esta utopía, que aplauda a estos jóvenes, que medite sus consignas.
En esta época en la que tantos jóvenes han abandonados iglesias, partidos, sindicatos y organizaciones,  tal vez estas concentraciones en las plazas sean todo un icono de lo que todos estamos llamados a ser. Quizás es que a los jóvenes no les guste el modelo social que les hemos testado…quizás nos estén haciendo ahora un legado precioso de lo que quieren vivir y de lo que todos estamos llamados a vivir.
Ya sé que llegarán las contradicciones; ya sé que se equivocarán en cosas, ya sé que muchos bienpensantes se reirán de esta movida y hasta la calumniarán…pero el camino recorrido ya habrá valido la pena.
Qué le voy a hacer, como creyente maldigo el realismo que invita a cruzarse de brazos ante la injusticia bajo el lema de que siempre ha sido así; amo la utopía y creo que tenemos que esforzarnos en construirla. Estoy convencido de que como ser humano estoy llamado a la solidaridad y, más aún, al amor con el otro.
Como cristiano recuerdo a Jesús de Nazaret, gritando contra los poderosos y apoyando a los débiles, diciendo que los publicanos y las prostitutas son más dignos de Dios que los que tienen el poder; manifestando claramente que no se puede servir a Dios y al dinero. Son éstas consignas semejantes a las que gritan los jóvenes. Me imagino a Jesús, en la puerta del Sol, en cualquier plaza de España compartiendo la esperanza del Reino de Dios con un colectivo de jóvenes que han dado un corte de mangas maravilloso a una sociedad construida desde la falsedad.
Me gusta que el inicio haya sido en la puerta del Sol. En cada joven indignado algo está brillando. Ese 15 de Mayo fue distinto. Amaneció con mucha más luz.


Josan Montull.